domingo, 8 de abril de 2018

Ser loco no es malo, es solo pensar diferente

La locura ha sido explicada desde hace muchísimo tiempo a causas sobrenaturales. 

En las antiguas civilizaciones se creía que los locos actuaban de manera diferente a los demás porque estaban poseídos por entes malignos y en ese entonces la locura era tratada con exorcismos o trepanaciones. En los peores casos, podían sufrir horrores hasta sentir alivio con la muerte.


Aunque ya en la antigua Grecia habían teorías sobre los orígenes psicológicos de la locura, las enfermedades mentales han sido estudiadas a fondo desde hace relativamente poco, en los siglos XIX y XX por pioneros como Freud o Jaspers

De esta forma llegamos hasta el conocimiento actual de la psique o mente, que da paso a que se nos pueda separar oficialmente entre locos y cuerdos.


Tal vez, una tarde de repente se pusiera a diluviar y decidieras disfrutar bajo la manta de lluvia en lugar de ponerte a resguardo como el resto de la gente. 

Puede que te chiflen las películas gore o que seas un entusiasta de los fenómenos paranormales. Tal vez seas un friki que tiene un disco de 1 terabyte lleno de anime o quizás eres homosexual y has sentido como muchas personas te trataban como un enfermo mental.



Aunque el término “loco” se usa con frecuencia para los enfermos mentales de alto grado. 

Hasta finales del siglo XIX se denominó a la locura como cualquier comportamiento que rechazaba las normas sociales establecidas, y aún hoy sólo con pensar distinto a la mayoría de la gente puedes ser llamado o considerado loco, con los prejuicios y perjuicios que ello conlleva.

Asumir los roles en los que está estructurada tu sociedad no es una tarea ni fácil ni rápida. Desde pequeños somos educados como si estuviéramos en una burbuja, en base a unos principios morales que cuando somos mayores vemos violados a diario. 

La línea que separa lo correcto de lo incorrecto a veces es muy difusa y tienes que estar siempre preocupado de estar pisando en la zona de la corrección, porque un paso en falso puede ser considerado como un revés en tu conducta.



Y no es que me importe que me miren mal, al contrario, es todo un honor para mí y lo hago saber con una complaciente sonrisa hacia mis queridos enemigos sociales.

Al fin y al cabo soy consciente de que el rechazo, que puede provocar la actitud de un loco como yo, se debe al miedo innato que el ser humano siente por lo desconocido. En realidad, cuando alguien te ataca por ser diferente, no te ataca por odio sino por miedo, porque su ignorancia no le deja entender lo que eres y por lo tanto estás destruyendo todo lo que le han inculcado desde pequeño.

A mí no me importa que me miren mal, lo que sí me entristece es que se discrimine a los que piensan distinto, porque además de ser malo para el marginado, es malo para el resto de la sociedad.

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